Nuestra piel se encuentra expuesta a las inclemencias meteorológicas, independientemente de la época del año
en la que nos encontremos. Los cuidados que nuestra piel va a necesitar, no
serán los mismos en verano que en invierno.
En invierno el ambiente frío y seco incide
directamente sobre una de las zonas que quedan más expuestas, nuestra cara. La
falta de humedad y las bajas temperaturas van a hacer que nuestra piel
manifieste unos cambios significativos debido a la alteración de la capa
hidrolipídica, acentuándose la pérdida
de agua y la aparición de deshidratación.
Los síntomas más manifiestos van a ser: sequedad,
descamación, falta de brillo e incluso pequeñas
heridas.
Independientemente del tipo de
piel que se tenga, todas ellas se van a ver afectadas por este cambio
meteorológico. Las pieles grasas y mixtas son las únicas que
sacan algún provecho del invierno porque sus poros se contraen y su aspecto se
vuelve más suave y menos aceitoso.
Las secas y maduras,
normalmente finas y sensibles, son vulnerables porque el frío acentúa todavía
más su punto débil: la escasa protección natural, y necesitan texturas más
ricas que compensen las deficiencias en agua y grasa.
Pero son las pieles
sensibles o frágiles las más amenazadas en esta época. Enrojecen, se
irritan y, a veces, los pequeños capilares de la superficie estallan y provocan
cuperosis.
¿Cómo podemos evitar estos cambios en nuestra piel? Fácil, sólo hay que seguir unos
consejos muy prácticos y sencillos.
Limpieza general del rostro: es muy importante lavar bien la cara mañana
y noche, utilizando un jabón específico de pH neutro y/o un agua micelar. Las
limpiezas de cutis son fantásticas para esta época del año.
Las mascarillas limpiadoras y purificantes pueden ser un gran aliado
para limpiar y cuidar la piel en esta época del año.
Aumento de la hidratación: tras la limpieza de la cara se debe aplicar
la crema hidratante adecuada al tipo de piel que se tenga. Debido al aumento de
la deshidratación, en esta época del año es posible que se necesite utilizar
una crema más nutritiva que la utilizada el resto del año. No debemos olvidar
utilizar una crema hidratante con una fotoprotección de, al menos, un 15.
Cuidado de labios y manos: estas dos zonas del cuerpo también se van a
encontrar muy expuestas a las inclemencias del tiempo. Es importante no
humedecer los labios con saliva porque provocaría una irritación adicional. Se
deben utilizar protectores labiales hidratantes que lleven incorporado un
factor de protección solar.
Las manos se deben hidratar con
frecuencia para evitar la deshidratación. A la hora de salir a la calle es
conveniente utilizar guantes.
En el mercado existen preparados
cosméticos especializados en el cuidado de la piel frente a los cambios bruscos
de temperatura. Una de ellas es Sensibio
Forte de los Laboratorios Bioderma. Rica en activos calmantes y
moduladores, Sensibio Forte alivia rápidamente las
manifestaciones reactivas y aumenta el umbral de tolerancia de la epidermis.
Los agentes hidratantes y humectantes luchan contra la deshidratación cutánea
que frecuentemente acompaña al estado irritativo. De este modo, Sensibio Forte restaura
de forma duradera el bienestar de la piel. Sensibio Forte se
recomienda tanto a las mujeres como a los hombres y a los niños.
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