Tras el
comienzo de la primavera, las temperaturas poco a poco van incrementándose.
Este buen tiempo, junto con el cambio de hora primaveral, se traduce en un
mayor número de horas de sol. Nuestra piel, acostumbrada a la luz tibia del
invierno, no está preparada para esa sobreexposición. Ya os lo decíamos el año
pasado aquí en nuestro blog, cuidado
con el sol de primavera.