Coge tu sombrero y póntelo

Con la llegada del calor del verano, debemos extremar aún más nuestra protección frente al sol. El fotoprotector debería ser nuestro compañero de viaje todo el año. Pero si no lo es (por las razones que sea), hay determinadas épocas del año en que no debemos olvidarnos de él. Y ésta es una de ellas. 

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Al hablar de fotoprotección lo primero que se nos viene a la mente es nuestra piel. Debemos protegerla de las radiaciones solares para evitar tener problemas del tipo:

- Envejecimiento prematuro 

- Arrugas

- Manchas solares

- Reacciones alérgicas 

- Y problemas mucho más graves, como puede ser el melanoma o cáncer de piel. 

Con el calor nuestra circulación se resiente

Las altas temperaturas ya son una realidad. El verano está cada día más cerca. Y esto supone una serie de cambios para nuestro organismo, el cual no siempre va a estar preparado para poder afrontarlos.

Con el calor, uno de los sistemas fisiológicos que más se ve afectado es el Sistema Circulatorio, especialmente el retorno venoso, o lo que es lo mismo, la circulación en nuestras piernas. Tras un día de mucho calor, podemos sentir una gran sensación de pesadez en nuestras extremidades inferiores. Esa sensación de pesadez puede ir acompañada de dolor, calambres, e incluso hinchazón en los tobillos.

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