En invierno, con unas temperaturas bajas y
un ambiente interior muy seco por las calefacciones, nuestra piel se resiente, pudiendo sufrir episodios de
enrojecimientos, picores e incluso descamaciones.
Las
personas con piel atópica, en esta
época del año, pueden llegar a tener exacerbaciones
o crisis puntuales en su sintomatología.
¿Qué se considera como piel atópica? La piel
atópica es un trastorno cutáneo prolongado que cursa con erupciones
pruriginosas y descamativas. A este tipo de lesiones se les conoce con el
nombre de eczemas.
Imagen Laboratorios Babè |
¿Cuáles son las causas de la piel atópica? La dermatitis atópica se debe a
una reacción similar a una alergia en la piel. De ahí que uno de los síntomas
más característicos de esta enfermedad sea el picor. Las personas afectadas de
piel atópica pueden presentar a su vez crisis asmáticas o alergias
estacionales. A menudo hay antecedentes familiares de afecciones alérgicas como
asma o rinitis alérgica.
Los
siguientes factores pueden empeorar
los síntomas de la dermatitis atópica:
- Alergias al polen, el moho,
los ácaros del polvo o los animales
- Resfriados y aire seco en
el invierno
- Resfriados o la gripe
- Contacto con materiales
irritantes y químicos
- Contacto con materiales
ásperos como la lana
- Piel reseca
- Estrés emocional
- Sequedad de la piel por
tomar baños o duchas frecuentes o nadar con mucha frecuencia
- Enfriarse o acalorarse
demasiado, al igual que cambios súbitos de temperatura
- Perfumes o tintes agregados
a las lociones o jabones para la piel
Los cambios en la piel pueden incluir:
- Ampollas que supuran y
forman costras.
- Piel seca en todo el cuerpo
o zonas de piel con protuberancias en la parte de atrás de los brazos y al
frente de los muslos.
- Secreción o sangrado del
oído.
- Zonas de piel en carne viva
por el rascado.
- Cambios en el color de la
piel, como más o menos color con respecto al tono normal de esta.
- Enrojecimiento o
inflamación de la piel alrededor de las ampollas.
- Zonas gruesas o con apariencia
de cuero, lo cual puede ocurrir después de rascado o irritación
prolongados.
El tratamiento para este tipo de pieles
consta de un cuidado intensivo de la piel acompañado de una correcta
hidratación. En primer lugar se deben tratar los síntomas puntuales, como puede
ser la ingesta de antihistamínicos para calmar el picor, o el tratamiento con
antisépticos o antibióticos (si la situación lo requiere) para el tratamiento
de las lesiones. Una vez aliviados los síntomas se debe abordar el tratamiento
integral de la piel, garantizando una correcta limpieza e hidratación diarias.
Los
Laboratorios Bioderma han desarrollado la línea Atoderm para
pieles sensibles secas, muy secas y atópicas. A través de su gama Atoderm,
BIODERMA aporta una solución diferente para las pieles sensibles secas, muy
secas o atópicas. Gracias a sus fórmulas dermopatentadas, Atoderm permite
restaurar de manera biológica y duradera la película hidrolipídica de las pieles
con falta de hidratación y lípidos.
Esta
línea de productos engloba las tres fases principales en el cuidado de la piel:
limpieza, tratamiento y mantenimiento, cumpliendo así la máxima de los
Laboratorios Bioderma de “Yo limpio, yo
trato, yo mantengo”.
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