lunes, 3 de marzo de 2014

La primavera la sangre altera

Comienza marzo, el mes de las flores y de la primavera. Un mes en el que, poco a poco, nos vamos quitando la coraza del invierno para dejar paso a los tenues rayos de sol que van apareciendo por el horizonte. Una época de renovación, de transformación y de crecimiento.



Pero la llegada de la primavera no siempre es sinónimo de gozo y alegría. En muchas ocasiones, cuando llega esta época del año, nos sentimos sin fuerzas, decaídos, nuestro cuerpo no responde a nuestras expectativas. ¿Por qué ocurre esto? Sencillo, padecemos un fenómeno de adaptación en nuestro cuerpo que se conoce con el nombre de Astenia Primaveral.

La Astenia Primaveral es un estado caracterizado por una sensación generalizada de cansancio, fatiga, debilidad física y mental. Tiene una mayor incidencia entre las personas con edades comprendidas entre los 20 y los 50 años, afectando de forma más generalizada en las mujeres.



Otros síntomas que pueden aparecer en la astenia primaveral son dolor de cabeza, malestar general, irritabilidad, dificultad de concentración, trastornos de la memoria y del sueño, aparición de erosiones en los labios, dolores musculares, mayor caída del cabello, pérdida del apetito y bajo tono vital.

¿Qué causa la astenia primaveral? El origen de la Astenia Primaveral no está muy claro, aunque parece tener relación con los cambios que se producen en el sistema nervioso que se manifiestan con la llegada del buen tiempo. El aumento de la temperatura, un mayor número de horas de sol, el cambio horario, entre otros, alteran de forma importante nuestro organismo. Nuestro ritmo biológico se ve claramente alterado debiendo adaptarse a la nueva situación.

¿Cuál es el tratamiento para la astenia primaveral? Salvo complicaciones mayores, no se requiere ningún tipo de tratamiento farmacológico para la astenia primaveral. Este síndrome va desapareciendo a medida que nuestro cuerpo se va adaptando a la nueva situación. Este proceso puede durar unos días, o incluso semanas.


Lo que sí podemos hacer es ayudar a nuestro cuerpo a que esa adaptación sea más llevadera. Como en muchas ocasiones, la prevención es la clave. Siguiendo unas pequeñas recomendaciones, haremos que la llegada de la primavera sea sinónimo de alegría y no tristeza. Estas son las recomendaciones a seguir:
  • Seguir una dieta equilibrada.
  • Mantener un horario de comidas.
  • Cuidar nuestro descanso.
  • Mantenernos en buena forma física.
  • Evitar el consumo de estimulantes.
  • Incrementar la ingesta de agua.
  • Realizar varios periodos de reposo al cabo del día.
  • Disfrutar del aire libre.
  • Practicar técnicas de relajación.
  • Mantener siempre una actitud positiva.

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